domingo, 7 de septiembre de 2008

Pero


Estaba ahí, en ese mismo lugar...pero ya no me pertenecía.
Derrepente me vi ayudando a preparar once como tantas veces, pero ondamente sola.
Entré al baño, como tantas veces, pero salí y tú no me hablabas. Te buscaba con la mirada, con el pensamiento, con una sensación extraña, como esperando que en un mirar nuevamente estuvieras tú partiendo esos huevos, pasándome los individuales, hablando para intentar incluirme en la conversación.
Me senté en ese sillón, frente a la tele, apagamos la luz como algunas veces, pero, no estabamos sentados juntos, de echo, no estabas ni siquiera en la casa. El motivo por el cual estaba ahí, no tenía que ver contigo, en lo absoluto, sin embargo, sin siquiera imaginarlo de una manera lejana, había llegado esa sensación de recuerdo por todos lados, como rayos que chocaran contra mi de todas partes.
Estos temas de Pánico no me hacen acordarme de todo eso, pero si de un día como este.
Pero llegaste, de verdad, de carne y hueso, nos vimos, intercambiamos saludos y despedidas cálidas, como hacía tiempo, nos preocupamos porque cada uno se cuidara, pero no estabas, te quería conmigo nuevamente en esa cocina, en ese comedor, en esos sillones, en ese antejardín, en esa pieza que estaba apagada, pero ya no estábamos.

Te había visto en esa cocina como esa vez del tequila y los limones, pero no estabas, ni en realidad, estaba.
Ojalá hubieramos estado, ojalá estuviéramos.
Creo.

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